lunes, 20 de febrero de 2017

ALCOHOLISMO

ALCOHOLISMO

Es posible que, para la mayoría de adultos, el consumo moderado de alcohol no sea peligroso. Sin embargo, aproximadamente 18 millones de adultos en Estados Unidos tienen problemas con el alcohol. Esto quiere decir que sus hábitos de consumo causan aflicción y daños. Los problemas con el alcohol incluyen alcoholismo y abuso del alcohol.
El alcoholismo o dependencia de alcohol es una enfermedad que causa:
  • Ansia: una fuerte necesidad de beber
  • Pérdida de control: incapacidad para dejar de beber una vez que se comenzó
  • Dependencia física: síntomas de abstinencia, tales como nauseas, sudoración o temblores
  • Tolerancia: la necesidad de beber cantidades de alcohol cada vez mayores para poder sentir el mismo efecto
El abuso de alcohol no crea dependencia física pero conlleva graves problemas. Estos pueden ser en el hogar, en el trabajo o en la escuela. Puede ponerlo en situaciones riesgosas o llevarlo a problemas legales o sociales.
Otro problema grave son las borracheras. Esto es beber alrededor de cinco o más tragos en menos de dos horas para los varones. Para las mujeres, es alrededor de cuatro o más tragos en dos horas.
Demasiado alcohol es peligroso. Tomar mucho puede aumentar el riesgo de ciertos cánceres. También puede causar daño en el hígado, en el cerebro y otros órganos. Tomar alcohol durante el embarazo, puede dañar a su bebé. El consumo excesivo de alcohol también aumenta el riesgo de muerte por accidentes de tránsito, lesiones, homicidio y suicidio.
Si usted quiere dejar de beber, sepa que existe ayuda. Puede comenzar hablando con su proveedor de cuidados de salud. El tratamiento puede incluir medicamentos, terapia y grupos de apoyo.

historia de cristiano


Cristiano Ronaldo, historia de una superación
Hoy cumple 30 años uno de los mejores futbolistas de la historia. Un hombre hecho a sí mismo. Un futbolista nacido de la pobreza, en una isla perdida para medio mundo, Madeira. Desde allí quiso triunfar en la vida. En el «futebol». Sacar a su madre de la pobreza. Tuvo que trasladarse a Lisboa para darse a conocer. Si no hubiera salido de Funchal, no habría llegado a nada, porque nadie le habría visto jugar a los catorce años con esa garra, esa valentía, esa ambición.
Detrás del foco de la estrella se esconde un trabajo imparable de quince años, desde los catorce, para llegar a ser el mejor futbolista del mundo. Tras las bambalinas de las dos Champions, de los tres Balones de Oro, de las Botas del mismo metal y de los Pichichis hay un hombre que se dedicó desde niño, en su barrio de Funchal, a intentar ser el mejor futbolista de Portugal.
Cuando tenía doce años ya quería ser Figo. Llegó a jugar con él esa Eurocopa del 2004 que su selección dejó escapar en su país. Inolvidables las lágrimas del joven Ronaldo, con 19 años, al perder la final en Lisboa frente a Grecia. En casa siempre escuchó hablar de Eusebio, Torres, Coluna. Quería ser uno de ellos. Y lo es. Incluso los ha superado. Es el mejor futbolista del mundo. Es la historia de una superación constante.
«Quiere ser el mejor jugador de todos los tiempos», afirma su apoderado, Jorge Mendes. «Para mí es el mejor futbolista de la historia. Nadie dedica las veinticuatro horas de cada día de su vida a prepararse para ser el número uno», dice el representante que se hizo con sus derechos cuando solo tenía 16 años. Le vio jugar y supo que ahí existía un diamante.
«Su secreto es que siendo el mejor del mundo podría rebajar esa presión en su trabajo y nunca lo hace. Se entrena tanto o más que nadie. Lo tiene todo y eso no le hace relajarse. Sigue trabajando como si no hubiera obtenido nada. Eso le hace único», indica el hombre que siempre está en contacto con él junto a Manuela Brandao, Santos y otros ayudantes.
Ancelotti desvela un secreto que Mendes vio hace muchos años. «El secreto de Cristiano es que compite consigo mismo, se reta». Un compañero del plantel define perfectamente ese ansia de ser el número uno. «Él mismo es su mayor enemigo porque se insulta y se critica cuando falla, como si tuviera dos personalidades en una». Es su autoengaño para querer ser el mejor cada día. No puede parar. El día que se aburguese, se acabó. «Pero nunca se aburguesará, jugará así hasta que las piernas le digan basta», señala otro futbolista.
«Se retirará a los 38 años, ya verá, solo piensa en fútbol», dice otro jugador del equipo, corroborando el pronóstico de Mendes. Su clave es que hoy trabaja como cuando era un chaval. Expliquemos cómo forjó esta dura andadura hasta la gloria.
A los quince años, Cristiano vivió un momento trágico, decisivo para el futuro de su vida. Y de su carrera. Ya pertenecía al Sporting de Lisboa, que en realidad se denomina Sporting Clube de Portugal. Había realizado una prueba y le habían fichado, claro. Su valentía, su velocidad, su carácter y su agresividad en ataque fueron virtudes admiradas por los ojeadores del equipo de la capital. Todo se podía acabar cuando se le detectó un problema de corazón que pudo retirarle del fútbol. El Sporting informó a su madre, Dolores dos Santos, de su dolencia cardíaca. Necesitaban su permiso para operarle y ver si el problema tenía solución o había que colgar las botas a los 16 añitos.
Doña Dolores, la persona que ha estado siempre a su lado hasta llegar a ser el número uno, dio permiso para la intervención quirúrgica. Se le operó con láser. Todo salió bien. Ya no había lesión. Podía continuar su sueño de ser futbolista. Pocos días después exigía entrenarse de nuevo. Volvía a empezar, con mayor ilusión.
Jorge Mendes comenzó entonces a ser su apoderado. Y Cristiano debutó en la Primera división portuguesa, con el Sporting, a los 17 años. Había nacido una estrella. En su segundo partido ya marcó dos goles. Toda Portugal sintió que tenían otro ídolo de futuro. «Pero de estrella no tenía nada», asegura Mendes. «Sabía que tenía que trabajar mucho para triunfar».
Luis Figo, su ídolo de la niñez, le definió perfectamente. Le vio ejercitarse en el Sporting de Lisboa y tuvo claro su porvenir. «Ese chico será un grande». No lo decía por su calidad como delantero. Lo calibró al verle entrenarse por las tardes, en solitario, en el gimnasio. Después de las sesiones con toda la plantilla, este chaval de 16 años, fibroso, enjuto, delgado, todo nervio, seguía preparándose con pesas y con ejercicios para mejorar sus músculos, su velocidad y su disparo de faltas.
«Ese es su secreto, hoy sigue trabajando igual», indica Coentrao, su amigo, el hombre con el que va y viene en coche a los entrenamientos del Real Madrid. Pepe, su otro amigo portugués, le emula en ese trabajo stajanovista. «Cristiano es el mejor del mundo, solo piensa en entrenarse para serlo».
Hoy continúa haciendo lo mismo que cuando tenía esos 16 años que marcaron su futuro. Con aquella edad, jugando en el Sporting, vino a verle Gerrard Houllier, en nombre del Liverpool. «No le fichó porque le observó muy joven», dicen sus allegados. «Gran error», añaden. «Llegó Alex Ferguson y a él no se le escapó», comentan con picardía sus amigos. Fichó por el Manchester United y pasó de ganar 1.500 euros a 150.000 en un día. Pero no se le subió el dinero a la cabeza. Al revés. No pensaba en el dinero. Sí pensaba en solucionar su vida para su madre, Dolores, que había sufrido tanto. Quería ser el mejor para olvidar todas las penalidades de su vida.
Hay que hablar claro. Su papá, Dennis Aveiro, era alcohólico. Fue siempre un capítulo duro en la vida de Ronaldo. Una tristeza que alcanzó su punto más trágico el 7 de septiembre de 2005, cuando su padre murió por una crisis renal a causa del alcohol. Cristiano estaba concentrado con Portugal y se reunió con su seleccionador para decirle que deseaba jugar el partido frente a Rusia, valedero para la clasificación del Mundial de Alemania 2006. Posteriormente, Álex Ferguson, su entrenador en el Manchester United, sí le permitió volar a Funchal para acudir al entierro y se perdió nada menos que el derbi contra el City.
La vida ha sido ruda para Cristiano, nacido en una familia humilde de Madeira. No solo su padre era una preocupación eterna. Su hermano mayor, Hugo, cayó en las drogas. El futbolista ha rescatado en numerosas ocasiones a Hugo de este problema. Ha pagado mucho dinero en grandes centros de rehabilitación para que su hermano mayor saliera de esa tragedia. Lo consiguió. Hugo se perdió luego en el alcohol. Y ahí estuvo Ronaldo para ayudarleContemos un secreto. Una apuesta. Antes de la final de la Champions ganada frente al Atlético, Ronaldo consiguió que Hugo se apostara que si el Madrid era campeón, dejaría el alcohol. El conjunto blanco triunfó. Cristiano regaló su camiseta de campeón a su hermano. Todo, para sacarle de esa segunda lacra.
Volvamos al relato de esta carrera repleta de vicisitudes, deportivas y familiares. CR7 firmó por el Manchester United en 2003 y comenzó esta proyección que le ha catapultado hasta el Real Madrid, donde ha alcanzado la cumbre. Florentino Pérez ensalza esa clave del éxito de Cristiano: «Lo ha conseguido todo y no piensa más que en continuar siendo el mejor. Solo se dedica a ello. Es lo único que tiene en la cabeza», subraya el presidente del Real Madrid.
Hablamos de su juventud y de su madurez porque sigue trabajando igual. «Se levanta con su hijo y suelen desayunar juntos», explican las personas que conviven habitualmente con el Balón de Oro. «El chaval se va al colegio y Cristiano viene a Valdebebas. Aquí se entrena con la plantilla, pero siempre realiza ejercicios concretos para mantener y mejorar su musculatura». Es un futbolista todo potencia, un atleta, y debe consolidar esa explosividad con un trabajando específico diario.
Su hijo, Cristiano Ronaldo júnior, es su debilidad. «Se echan una siesta juntos siempre que pueden. Luego, mientras el chaval hace los deberes, Cristiano dedica una o dos horas, siempre que puede, a hacer natación, para tonificar sus músculos de otra manera». Mendes siempre destaca este trabajo físico extra.
Ancelotti se ha encontrado con un jugador que supera todo lo que ha vivido durante décadas de fútbol: «Es admirable su dedicación. Se cuida en todo momento, se entrena para tener a punto su musculatura. Se dedica a estar siempre al cien por cien».
No tiene diversiones ajenas al fútbol que distraigan su concentración en ser el número uno. «Lo que quiere es ser el mejor de la historia. Y desea jugar muchos más años para serlo». El propio Cristiano manifiesta esas sensaciones: «Tengo 29 años, pero me siento como si tuviera 25».
Detrás de las fotos hay un trabajo extremo que el gran público no ve. Las revistas del corazón hablan de sus coches y de sus relojes. Se fijan en lo superficial. Su secreto es un trabajo denodado por mantenerse en la cumbre.

MARTIN ELIAS



Que Juancho De la Espriella y Martín Elías tenían una relación difícil fuera de los escenarios era un secreto a voces. Es más, cuando lanzaron el nuevo álbum ‘La historia continúa’, me sorprendió que lo hicieran. Porque llegaban rumores de lo endeble de esa relación y la verdad, en el mundo de la música no hay nada más falto de estrategia que lanzar un álbum en esas condiciones, o quizás separarse en fase de estreno. De todos modos, el consumidor de música vallenata quema tan rápido la fiebre por los discos que si ‘La historia continúa’ salió en abril, ya bien podían estar pensando en el álbum que sigue.
Por eso, se veía venir la separación de Martín Elías y Juancho que finalmente se dio en la tarde del martes 4 de noviembre. El tuit del rompimiento vino de la cuenta de Martín Elías: “Tomo la decisión de separarme de Juancho a raíz del incumplimiento sin justa causa en Maracaibo, Venezuela, siendo esta la 3 vez que lo hace”.
Pero la tormenta se gestaba desde el viernes, cuando el acordeonero subió en sus redes un texto sobre su malestar con los managers del grupo (son dos): “Informo que no llego a Maracaibo por irresponsabilidad de los managers de nuestro grupo, que en este momento estoy sin visa ni pasaporte”. Hacerlo público ya era hacerlo más grave. La cuenta regresiva era inminente.
Ante los medios, Juancho explicó que no esperaba la “ruptura”, puesto que incluso en una conversación posterior con el cantante habían convenido en que el acordeonista iba a integrar al conjunto musical a una persona que se encargara de sus propios documentos y de la logística para su llegada puntual a los compromisos. Incluso también en redes, el acordeonista cuyos momentos de gloria tuvieron lugar al lado de Silvestre Dangond, escribió: “Vamos a realizar cambios en la organización de nuestra agrupación con @martineliasdiaz, que permitan mejor desempeño y profesionalismo”.
Quizás el motivo por el que De la Espriella manifestaba las cosas con tanta seguridad era la conformación del grupo: acordeonero y cantante eran socios. No era un empleado más del hijo de Diomedes, sino que tenía su participación en la empresa, protegida con una cláusula que lo aseguraba para casos como este, según informó. “300 millones de pesos por romper la sociedad” que le dio a los seguidores los álbumes ‘El boom del momento’ y ‘La historia continúa’.
Pero Martín Elías lo “despidió” como si fuera su empleado y no su socio, a la usanza común de los conjuntos vallenatos. Es una costumbre que tiene su base quizás en la falta de pensar las agrupaciones vallenatas como una empresa con cláusulas y deberes y que en otras rupturas ha dejado en evidencia que el valor del acordeonero dentro del conjunto parece estar solo en la palabras de elogio que su compañero de fórmula les echa en tarima y entrevistas, más no en las condiciones de su contrato. Sin embargo, en este caso, De la Espriella, al unirse con Díaz, había tenido la precaución de cuidarse.
Por eso,  el siguiente tuit Juancho afirmó: “Prefirió Martín el desorden al que siempre ha estado sometido y romper una sociedad. Bueno, legalmente tendrá que responder por eso”.
Esto disparó la comidilla de todo el mundo vallenato. Juancho se despachó confesando cosas que no decía en las entrevistas de hace pocos meses: que la falta de comunicación entre los dos managers llegaba al punto de tener firmadas presentaciones el mismo día en extremos distantes de Colombia, que las demandas a la agrupación eran muchas, que él había tratado de poner orden en el desorden del cantante relacionado con el manejo del grupo, tanto en lo administrativo como en lo musical (incluso del empeño de Martín en mantener malos músicos movido por motivos personales y no empresariales), y no lo había logrado.
Martín Elías por su parte amaneció a hacer una rueda de prensa. Allí dijo que al tomar la decisión de romper la sociedad lo último que pensó fue en la plata, sino en su tranquilidad y, de paso, dijo que retomaba la unión con Rolando Ochoa, su anterior acordeonista que se había ido con Silvestre hace tres años cuando Dangond se separó de Juancho.
Ochoa hacía pareja hasta ayer, 4 de septiembre, con otro artista promesa del vallenato, ‘El Mono Zabaleta’, con el que se suponía que iban a hacer un camino quizás más largo después de su polémica separación de Silvestre el año pasado.
Por otro lado, el manager Harold Becerra publicó en su instagram la fotografía de la visa de De la Espriella acompañada de la siguiente leyenda: “Aquí esta la visa del Sr @jmdelaespriella que dice que no le llegó, la visa venezolana llego al mismo tiempo que la de Martín Elías y el resto de la Agrupación a la 1:40 pm del día viernes 31 de octubre.  @martineliasdiaz si decidió cumplirle a sus seguidores en Maracaibo y @jmdelaespriella tomó la decisión de no ir por capricho propio”.
La historia así continuará pero por separado. El acordeonista está grabando un álbum con diferentes cantantes para conmemorar sus 20 años de carrera. Ha afirmado, también en redes que está seguro de que “la unión que haga no será a costa de dañar a un colega o desarmar un grupo, todo en el tiempo de Dios”.
El cantante se queda con el disco y las canciones y de paso deja, a un colega sin quien lo acompañe en el acordeón, pero parte de la improvisación del medio vallenato está en la idea de que un acordeonero se puede reponer fácilmente por otro y que eso, igual, los conciertos salen como sea, hasta sin ensayo. Así que cuando hay una ruptura, no se tardan mucho en presentar un reemplazo. En general -no solo lo digo por Martín y Juancho sino por la mayoría de conjuntos-, creo que tanto la forma como están manejando la manera de comunicar sus decisiones ante el público, así como la forma alegre como le restan valor a elegir a los integrantes de sus empresas es la gran debilidad del vallenato como género musical, la gran traba que tiene su posible proyección internacional.
Twitter: @lilangmartin